Panel Temático I – Antropología y Universidad en tiempos de neoliberalismo y ascenso autoritario: reflexiones desde experiencias etnográficas en México y Brasil

Actividad Presencial con Transmisión en vivo

06/09/2022 – 14h a 15h30min

“La Antropología y la Universidad en tiempos de neoliberalismo y ascensão autoritaria: reflexiones a partir de experiencias etnográficas en México y en Brasil”

Coordenación: Antonio Carlos de Souza Lima (Museu Nacional, UFRJ, Brasil) e Alejandro Agudo Sanchíz (Universidad Iberoamericana – México)

Ana Paula Mendes de Miranda (UFF – Brasil): Modos de producir (conocimiento y política científica) “hoy”: Experiencias, “creencias” y certezas no tan absolutas.

El desempeño contemporáneo de un profesor de educación superior presupone el desempeño de actividades en cuatro dominios: docencia, investigación, extensión/innovación y gestión. La representación que queda consagrada como legítima y deseable para el éxito profesional es la del «trípode» – docencia, investigación, extensión, muchas veces pensada como el «retorno» a la sociedad, de forma benéfica, de los privilegios y beneficios inherentes a la vida académica, reforzando una representación de una universidad encastillada, rodeada de murallas por todos lados.

Esta presentación pretende problematizar las dimensiones prácticas del trabajo académico, y sus efectos, en el contexto brasileño actual, buscando discutir críticamente las experiencias de transformación reciente en las universidades públicas federales, después de la implementación del REUNI, así como confrontar las “creencias” y “certezas” que delimitan algunas visiones de sentido común sobre el trabajo antropológico y su compromiso con determinados temas. Tomaré como referencia que el intercambio entre saberes y prácticas, en los últimos cincuenta años, contribuyó a la construcción de diálogo, producción y circulación de obras entre investigadores, agentes públicos y activistas, pero que el análisis de los efectos en los procesos aún es incipiente en la difusión de esta producción en lo que se refiere al público en general.

Como enseñaron Weber, Lévi-Strauss, Becker y Latour, cada uno a su manera, las representaciones científicas del mundo son más bien representaciones sociales de la realidad, categorías manejadas por diferentes modos de comprensión y acción. Hay, en la vida vivida, diferentes modos de sentido, que tienden a romantizar el pasado y a tratar el “hoy en día”, de forma pesimista, como nos advierte el cronista Antonio Prata. Varios estudios antropológicos utilizan esta observación para analizar las condiciones materiales de existencia, es decir, sus relaciones sociales y productivas de muchos grupos sociales, pero rara vez se utiliza para pensar las representaciones vigentes en los modos de hacer ciencia.

Propongo entonces mirar los enfrentamientos y cruces y mezclas que inciden en las decisiones cotidianas de los sujetos (científicos/antropólogos) en su mundo frente a su experimentación selectiva y desigual frente a un Estado, que nunca se estructuró plenamente en democracia, pero cuya relación con el Mercado explica los usos interesados ​​y particulares del discurso científico y ciertas estrategias de legitimación moral y política para la imposición de saberes-poderes a otros. Entre los “lugares de habla” congelados y las “relativizaciones absolutas” se producen hibridismos simbólicos, que consagran “conjeturas” de sentido común, no como preciosos puntos de partida, sino como herramientas de acusación que reafirman jerarquías, cuando podrían ser “hallazgos de investigación” que permitirían reconfigurar los territorios y referencias que reconfiguran las formas de hacer ciencia/antropología, abandonando las formas dicotómicas y romantizadas del “antropólogo aislado” que ve alejarse su barca. Esta visión conservadora que reacciona ante las transformaciones impuestas o elegidas por los sujetos favorece una forma de pensar que se apropia del conocimiento para seguir delimitando fronteras y manteniendo el statu quo. Repensar las relaciones laborales contemporáneas en la producción de conocimiento y la producción de políticas científicas puede ayudarnos a reflexionar sobre las certezas a las que nos aferramos.

Pensar las condiciones para la elaboración de investigaciones empíricas, la formulación teórica y la constitución de espacios de debate implica enfrentar las tensiones y desafíos en contextos de transformaciones sociales en Brasil. Corresponde a un compromiso crítico y una reflexión politizada sobre las formas de producción del conocimiento antropológico y sus implicaciones respecto a las relaciones que se establecen con los grupos con los que interactúa. Consiste en realizar una Antropología de la investigación antropológica en curso, develando y cuestionando los lugares donde hablan los participantes y sus tecnologías discursivas en el contexto de la investigación. Implica apreciar los límites y alcances de las observaciones participantes y las participaciones observantes, así como sus efectos, consecuencias y repercusiones más allá del ámbito académico.

Tomar como objeto de reflexión las relaciones entre la investigación antropológica y la acción política, en sus múltiples formas de manifestación, dan como resultado una política de y en la Antropología, que se produce “enredada” por la definición de cortes teórico-metodológicos, de implicación política en la esfera pública, en la elección de formas controvertidas para hacer frente a los problemas sociales que se vuelven públicos.

José Luis Escalona Victoria (CIESAS-Chiapas- México): Por la producción de conocimiento impertinente.

La idea de que la ciencia debe generar conocimiento de uso político o económico claro e inmedidato ha pesado sobre la producción de conocimiento por muchas décadas. Versiones recientes de ello se expresan en mecanismos burocráticos de asignación, administración y gestión de recursos, que impactan en los plazos de desarrollo y entrega de resultados, los formatos para presentarlos e incluso el lenguaje en que deben ser escritos (componentes de los términos de referencia). Entre esos mecanismos aparece de manera destacada la pertinencia (social/cultural). Se trata de una forma nada sutil de establecer que sobre la generación de conocimiento prevalecen objetivos que surgen más bien de áreas de empleo técnico, de diseño mercantil, de política pública o de impacto social.

Se podría decir que estas regulaciones son propias solo de la ciencia sujeta a financiamientos públicos y privados. No obstante, sus efectos también se dejan sentir en otras formas de producción de conocimiento que se imaginan a sí mismas fuera de esa lógica y se sujetan a demandas de militancia (política, ideológica, ética, u otras variantes). No obstante, se podría decir que en este caso los compromisos de militancia juegan un papel semejante al de la vigilancia burocrática de las agencias financiadoras (a veces, incluso, con fondos provenientes de las mismas fundaciones que buscan impacto social en formatos institucionales). La pertinencia se convierte aquí en un posicionamiento al que se ajusta la investigación como proceso de producción de conocimiento comprometido, con ciertas perspectivas sociales o con ciertos grupos poblacionales, movimientos o sujetos políticos, en ciertos formatos y con cierto lenguaje.

En su versión más estimulante, por decirlo de alguna forma, la pertinencia puede leerse como un llamado permanente a no perder de vista los problemas contemporáneos que aquejan a las poblaciones en las que vivimos como científicos y personas. No obstante, la total subordinación de la ciencia a esos problemas en sus términos puede anular las virtudes mismas de la generación de conocimiento. Una ciencia sujeta únicamente a esa lógica podrá dar resultados en un sentido, y los ha dado, no obstante, corre el riesgo de perder la posibilidad de anticipar tensiones que se alojan en aquello que parece ya establecido y suficientemente discutido. En todo caso, la ciencia no es sólo una herramienta para resolver problemas sociales, sino un conjunto de formas de producir preguntas de conocimiento y de desplegar acciones de investigación en consecuencia; además, muchas veces, la formulación de esa preguntas toca los márgenes dentro de los que se establecen los problemas sociales (económicos, políticos, de bienestar, desarrollo, sustentabilidad, etc.) para ir más allá de ellos, modificando los márgenes mismos de la problematización social. Eso implica un necesario distanciamiento de esas formulaciones popularizadas, mercantilizadas o gubernamentalizadas de pensar en la ciencia, esa sociología espontánea, para encontrar tensiones, conexiones, relaciones, contradiccions, imponderables o sucesos no considerados ni vislumbrados antes, que pueden llevarnos a dar saltos en nuestras certezas.

Así, por ejemplo, la política global pasó del desarrollo ligado a la insdustrialización y el crecimiento (y su crítica) a modelos de equidad, sustentabilidad y descrecimiento, o aquellos centrados en el impulso a la potencia de energías fósiles y toda la tecnología asociada (y su crítica), a la urgente necesidad de replantear nuestro vínculo con la energía, la tecnología y el consumo. En esos saltos de las certezas, la ciencia ha tenido un papel importante. La ciencia no es política ni étnicamente neutral, ni ascética o incocente, está en los problemas sociales pertinentemente formulados y de allí surge; no obstante, la ciencia es más bien impertinente, pues no se conforma con las maneras estables de plantear y resolver problemas (de producción de bienestar o de mercancías, de resolición de conflictos o de representación de sectores marginados). La ciencia trabaja en los intersticios de aquello que parece cierto y estable, planteando preguntas que a veces están más allá de lo que parece urgente y pertinente (eso a lo que, según los militantes de distintos movimientos o los administradores del bienestar, el crecimiento y el desarrollo hay que dedicar toda la atención, los esfuerzos y los recursos). Sería importante entonces mantener esa impertinente manera de la ciencia de estar en el mundo, y empezar a pensar cómo fortalecer sus impertinencias antes que anularlas con financiamientos condicionados, con militancias enceguecedoras o con burocratizaciones infértiles.